Desde los orígenes hasta el siglo III a.c.
El romano se educa en la familia,
y esta, es toda una célula organizada y estratificada en la que se encuentra el
orden de la Républica. En esta educación se sigue un método activo: todo se
aprende por el contacto con la realidad, por imitación a los padres y antepasados.
Del mismo modo, consta de gran importancia la tradición y el aspecto formativo.
Familiarizarse con
las virtudes es el fin
último y el
contenido de la
formación. Entre estas se encuentran:
Pietas (respeto y devoción a los padres y a la divinidad); Constantia (fuerza
de ánimo y valor); Gravitas (austeridad y seriedad de vida, sentido del honor y
la dignidad); y Fides (valor físico, consagración al Estado, honradez en las
relaciones con los demás).
La influencia griega
La influencia griega en Roma se
produce al ampliar su dominio por las conquistas. Así, el pueblo romano asimila
y cambia a su manera el estilo griego.
Esto se aprecia en variadas
situaciones:
En la escuela
Se heredan las figuras de:
-
El litterator: Enseñaba a leer, escribir y contar (de 7-13 años).
-
El gramaticus: Tiene a su disposición la literatura griega y latina (de
13-16 años).
-
El rhetor, que enseñaba retórica. Sin embargo, el Senado, protegiendo la
moralidad, no permitirá la retórica
griega; así que se le otorga un sentido romano:
“vir bonus, discendi peritus” (el
orador debe conocer a fondo el derecho, el arte oratorio, pero también una sana
filosofía concebida como perfección de la personalidad y poderosa ayuda para
conseguir la virtud civil y humana).
En la vida pública
A los 16 años, el joven se viste
de toga y se preocupa de la política y las armas.
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